Siempre lo mismo

Por mucho que lo escuche, me queje y lo critique, nunca dejarán de sorprenderme los insultos, menosprecios y amenazas que reciben los árbitros. No importan la categoría del partido, o si aciertan o yerran en sus decisiones, la crítica destructiva llega hasta sus oídos desde gargantas envenenadas cuyos propietarios olvidaron mucho tiempo atrás el significado de la palabra deporte. Se limitan a pagar sus frustraciones vitales con una persona que, siendo objetivos, necesitan para disfrutar de un partido que no esté jugado entre amigos.

Presión de las masas

Generalmente soy una persona a la que la opinión de los demás le importa lo justo, siempre valorada, pero nunca aceptada como imposición. Pero esta vez me ha sido imposible ceder a lo que la sociedad futura, o presente tal vez, ve como nexo de unión y comunicación.

Siempre me he mostrado reticente a crearme un perfil de Facebook, como ya dije en su día, pero la realidad es que si no estas en las redes sociales no existes para demasiada gente, y eso es mucha gente. Así que, visto lo visto, he tenido que claudicar y facebookearme,  para alegría de unos cuantos y tristeza de mis ideales.