A veces pienso lo maravilloso que era cuando podía correr sin ahogarme, o cuando los rayos del sol que atravesaban mi ventana a primera hora de la mañana me despertaban y no tenía esa carraspera ni esas flemas a las que ya me he acostumbrado. En esos momento pienso... mañana lo dejo, pero el mañana nunca llega, porque al día siguiente ya estoy enganchado al humo otra vez.
Está claro que no me voy a pasar la vida entera fumando, pero cuando me planteo una fecha para dejarlo todas me parecen malas, así que... Mañana lo dejo¡¡¡
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