19 de octubre de 2010

Hasta fin de obra...


Cuando empiezas una obra, más si cabe si las realizas tú mismo, parece que nunca va a terminar. Pero ese día que se atisbaba tan lejano ha llegado. Los techos pintados, las paredes rehabilitadas y, esas puertas que parecía que había que tirar, lucen con brillo y esplendor.

Muchos de los problemas en la vida se solucionan trabajando poco a poco en ellos. Cuando arregles algunos, otros aparecerán, pero ayer taché de la lista uno de los más importantes. Ya no tengo sacos de yeso en el pasillo, ni herramientas repartidas por toda la casa. Empieza una época de mayor tranquilidad.

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