21 de enero de 2011

6:22 am


Soy uno de esos afortunados que llaman madrugar a levantarse a las 8 de la mañana, así que en días como ayer que la primera vez que pulso el botón de fotografiar los obreros que ponen las calles aún están recogiendo el material de trabajo, descubro sensaciones nuevas similares a la famosa calma que precede a la tempestad.

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