27 de enero de 2011

El tiempo es dinero


Dicen los sabios más ancianos del lugar que de bueno a tonto hay un paso, y yo tengo la sensación de que por muchos años que pasen, en temas laborales, yo cruzaré esa línea hasta el fin de mis días. Suelo empatizar, quizás en exceso, con el empresario que me contrata y trabajo como me gustaría que trabajaran para mí, una cualidad, porque lo es, que dia a dia veo más como un defecto del que muchos sacan partido.

Trece años cumplen desde que realicé mi primer trabajo asalariado, excluyendo las labores domésticas remuneradas por mis progenitores, y jamás he tenido un jefe que me felicitara por esa cualidad, bueno uno sí, pero ¿qué hay que hacer para que dejen de cogerte el brazo tras tender la mano? ¿acaso mi tiempo no es dinero?

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