1 de septiembre de 2010

Cocinero, cocinero¡¡¡


Aquí teneis otra de mis pasiones: la cocina. Cuando hace ya más de 10 años me tocó decidir la carrera a la que quería dedicar toda mi vida, tres posibilidades deambularon con paso firme a traves de mi cabeza. Una de ellas consistía en ir a Santo Domingo De La Calzada y aprender todos los secretos que los maestros de la escuela de hostelería de la ciudad fueran capaces de inculcarme.

¿Que me hechó para atrás? El hecho de que la influencia de la fotografía fuera mucho mayor y que a cualquier persona a la que recurrieras buscando consejo, de esos que solo te dejan tranquilo si escuchas lo que quieres oir, me decía que era un trabajo muy esclavo, que tendría que trabajar todos los fines de semana de mi vida y hasta altas horas de la madrugada. Y aquí me teneis, trabajando de fotógrafo todos los fines de semana y, en ocasiones, hasta altas horas de la madrugada.

De la mísma manera que le ha pasado a mi padre con la relojería-joyería, me supongo que me pasaré todo lo que me queda de vida preguntándome si me hubiera ido mejor trabajando de cocinero. Una pregunta a la que jamás le encontraré respuesta.

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